BIENVENIDOS
Edith Nesbit y
El extraño telégrafo
Todo ocurrió una mañana de Julio. Yo estaba a punto de comenzar a escribir cuando se levantó una ventisca inusual para esa época del año. No sé porqué pero tragué saliva. Entonces sonó el timbre. Cuando Polly abrió la puerta me dijo que no había nadie, pero que habían dejado un enorme paquete, algo parecido una mesa. Al abrirlo, me encontré lo que veis: ese extraño telégrafo, sin remite, tan solo una referencia en el papel de embalaje: Twitland. Y dentro, una nota que decía:
"Estimada Señora Nesbit:
Le envíamos el modelo solicitado. Es un NRB14, última generación.
Esperamos le sirva de ayuda en su própósito. Lamentamos la pérdida
de las instrucciones pero estamos seguros de que el método
empírico funcionará.
Atentamente
Sociedad Twitter
"Estimada Señora Nesbit:
Le envíamos el modelo solicitado. Es un NRB14, última generación.
Esperamos le sirva de ayuda en su própósito. Lamentamos la pérdida
de las instrucciones pero estamos seguros de que el método
empírico funcionará.
Atentamente
Sociedad Twitter
No entendía nada. En especial, aquello de modelo solicitado ¿Cúando había pedido yo algo así? Lo único que tenía claro era que quería probarlo. Y comencé a enviar mensajes. Nadie respondía. Ni sabía tampoco a dónde estaba escribiendo. Hasta que un día, el extraño telégrafo me envío un mensaje que decía Tienes un seguidor. ¿Cómo? ¿Me vigilan? No, que va. Era un admirador. Intercambié una serie de mensajes con esta persona y tras varias discusiones acerca de la fecha del día y otros tantos malentendidos sobre artilugios para mí desconocidos (un móvil en mi tiempo es un juguete infantil): lo comprendí. Mis mensajes, por medio de un mecanismo inexplicable, estaban siendo enviados al futuro. Y sí, tenían razón los Miembros de la Sociedad Twitter (MST). Hace dos días, en una reunión de amigos, estuve hablando con Bertie acerca de su antigua publicación The Cronic Argonauts. Luego me quedé pensativa, como siempre, mirando al infinito. Imaginaba cómo sería conocer el futuro y si alguien inventaría de verdad algún artilugio para ello. Y entonces se me ocurrió pronunciar una palabra tan mágica como peligrosa:
OJALÁ
En efecto, yo sí había pedido ese "extraño telegrafo". Se ve que alguien atendió mi deseo. Tras mi descubrimiento, enseguida fui a ver a Bertie. En el camino, el corazón se me salía por la boca. Al llegar a su casa, no acertaba a decir un frase a derechas. Pensaba que se reiría de mí, que no me creería o que tal vez se imaginase que le estaba gastando una broma, pero tras mi accidentado discurso, enseguida se puso pálido y muy nervioso. Me agarró por los hombros -tan fuerte que me hacía daño- y me dijo: -Daisy, ¡¡esto podría tener terribles consecuencias!!
Continuará...
OJALÁ
En efecto, yo sí había pedido ese "extraño telegrafo". Se ve que alguien atendió mi deseo. Tras mi descubrimiento, enseguida fui a ver a Bertie. En el camino, el corazón se me salía por la boca. Al llegar a su casa, no acertaba a decir un frase a derechas. Pensaba que se reiría de mí, que no me creería o que tal vez se imaginase que le estaba gastando una broma, pero tras mi accidentado discurso, enseguida se puso pálido y muy nervioso. Me agarró por los hombros -tan fuerte que me hacía daño- y me dijo: -Daisy, ¡¡esto podría tener terribles consecuencias!!
Continuará...